lunes, 31 de enero de 2011

¿EBOOK? EL DINOSAURIO OPINA

La humanidad progresa. Hoy queman mis libros; siglos atrás me hubiesen quemado a mí” Sigmund Freud.

Tranquilos. No me apetece hablar de la Ley Sinde, sino del ebook (vaya lo que por aquí conocemos como libro electrónico). Y por otra parte, la cita del encabezamiento es más un chiste que otra cosa, aunque se pueda (o quiera) interpretar que detrás hay mucho más.

Recuerdo que no hace mucho asistí a una conferencia sobre el futuro del libro y hablaron de este tema con profusión. Mi admirado Santiago Posteguillo contó una anécdota-historia de hace algunos milenios, cuando en la época de los rollos y los pergaminos se dudaba de la implantación de esa novedad tecnológica que luego bautizamos como “libro”. Han pasado miles de años, y ahí sigue. Pero es cierto lo que dice el dicho, “que toda novedad es siempre sospechosa”.

Como soy un negado para esto de las nuevas tecnologías, pese a este blog, y me enredo con facilidad en la ambigua versatilidad de ese incomprensible metalenguaje lleno de acrónimos, siglas y anglicismos (megacontratropocientospixeles.., kilogigasterabyesalrequetecopónbendito.., acabasdesertaggeadoenelmurode...¡jodercómoacojonaesto!, bannerizadostwittersdelwalldelfacebook, algoritmocustomizadosblablabla...), no discutiré la “potencia” del ebook, las “bondades” tecnológicas de la lectura pantallar (este vocablo no existe, lo sé, pero ya entendéis a qué me refiero) y la rebelde reivindicación de fin del monopolio editorial frente al difuso concepto de piratería versus libertad de expresión/ prensa/ navegación/ compartirconocimientosyservicios. Perdonad tanta licencia en el lenguaje, pero al fin y al cabo de esto va esta entrada. De que si algo es “tecnológico” aceptamos cualquier palabreja (o artilugio, o verdad absoluta “que sale en internet”) por ridícula y ambigua que resulte, y además, como no hables con ese argot eres un completo ignorante en “nuevas tecnologías”.., vaya.., un completo ignorante. Bueno, a lo que iba. El que quiera que entre en esa guerra de la Ley Sinde y demás, o se contente con mentar a la malvada SGAE como argumento balsámico. Yo sólo escribiré un par de recuerdos y un par de reflexiones.

Recuerdo 1: Una “profética” canción (¡en inglés!): Video killed the radio star... Ja, ja.

Recuerdo 2: No hace muchos lustros las máquinas de juego del ajedrez auguraban el final de las competiciones humanas. Son tan potentes (y ahora lo son el software de juego, mucho más que los humanos) que nadie “querría” jugar con un humano, mucho más débil. Vaya estupidez. El jugador lo que quiere es agon, lucha, vivencias físicas, respirar el aire de su adversario, tocar madera. Y hoy, todo ese “maravilloso” software se utiliza para el estudio y el aprendizaje y análisis, pero el hombre sigue queriendo jugar con hombres, y pese a la proliferación del ajedrez on-line, seguimos jugando hombres contra hombres, los auténticos protagonistas, y las máquinas siguen siendo convidados de piedra.

Reflexión 1: El ebook (y el Ipad, y el emule, y Facebook, y...) es maravilloso...cuantitativamente. No critico la calidad, sino que enfatizo la cantidad. En la palma de mi mano puedo tener la Biblioteca Nacional, o la discografía completa de 850.000 grupos musicales y cómo mola presumir ante los amigos de “lo mucho que tengo”. Cabría preguntarse (con la mano en el corazón), si tendremos tiempo para escuchar a esos 850.000 grupos, o leer un millón de novelas. Cabría preguntarse (con la mano en el corazón) si en el metro, en la cama junto a la parienta o en el retrete, preferiré la pantallita al papel (ya estoy oyendo a los que dicen que quizás tú no, pero que nuestro hijos sí, ¡joder vivamos el presente!). Cabría preguntarse (con la mano en el corazón) si los 945 amigos que tengo en facebook se emborracharán conmigo cuando me deje mi novia, y me ayudarán en la mudanza y... Cabría preguntarse, lo sé, cuánto tiempo me ahorro sin tener que ir a la librería a comprar el libro, y cuánto espacio ahorro (¿para qué voy a tener libros en la estantería?), eso sí, suponiendo que la visión de un mueble de madera repleto de títulos no te emocione (como a mí) o cada visita a una librería (¡y no digamos a una biblioteca!) sea para ti una auténtica “inversión” en tiempo realmente vivido. Vaya, que no niego la descomunal potencia “cuantitativa” del ebook, pero ¿no será precisamente este sobrevalorado principio de masificación lo que realmente nos deslumbra? Y eso sin considerar el hecho de que, o tienes un ebook, o no estás a la última (vulgo: eres un dinosaurio que todavía arrastra toneladas de papel... huy ¡qué poco ecológico!). O sea, ese factor “moda” del que se vale la floreciente industria tecnológica, carente de todo escrúpulo y capaz de hacer malabarismos con el sustantivo NECESIDAD con una destreza asombrosa. Pero lo peor es que acabamos creyendo (y cayendo) en esa necesidad, únicamente por la presión social. ¿De verdad “necesito” una Blackberry? Ah, claro, es que “vuelca” los correos en tiempo real y puedo consultarlos al momento. Con la mano en el corazón, ¿cuántos necesitamos realmente eso? Pero es molonudo, ¿verdad?

Reflexión 2: Mola todo lo que es gratis. Moraleja: el ebook es un chollazo. ¿Moraleja? Estupidez, diría yo sin ánimo de ofender. De nuevo nos autosugestionamos con un falso concepto de necesidad. No se trata de si se piratea o no. Se trata de si tengo necesidad de hacerlo. De si esa necesidad es mía o me la meten a presión.

Cantidad y gratuidad. ¿Cuánto pesan en la balanza? ¿Necesidad? ¿Necesito un ebook? Chico, que no lo veo. No lo veo. Que no veo que porque sea "tecnológico" tenga que ser mejor. Y desde luego, no veo que por ello tenga que ser "necesario".

Vale, llamadme lo que queráis. Tengo espaldas anchas. Pero hasta nueva “orden” (las miserias de vivir en sociedad) yo sigo prefiriendo el libro de papel, el olor a tinta, las anotaciones al margen, los marcapáginas, y no concibo un solo día de mi existencia sin llevar un libro en la mochila, ni me veo anotando un pensamiento, una idea, una lista de la compra en una Blackberry. Tanta "virtualidad", tanta electrónica "aplicada" se me atraganta.

viernes, 28 de enero de 2011

A HOMBROS DE GIGANTES

Mientras los ríos corran al mar, hagan sombra a los valles los montes y haya estrellas en el cielo, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido.” Virgilio.

A veces es nuestra humana vanidad y otras es una ceguera irracional que nos hace olvidar de dónde venimos y sobre quién nos aupamos para alcanzar la suficiente altura que nos permita ver el espectáculo de la vida escasos centímetros por encima de la multitud. Olvidamos que somos parte de ella. Y luego está la (falsa) modestia. Pero claro, eso va con el carácter de cada uno.

Lo cierto es que todos somos permeables a los cumplidos y escribir un libro es un esfuerzo tal que difícilmente pasa desapercibido el halago a esa debilidad tan bien nutrida por la “sociedad de la excelencia” que se llama vanidad.

Ya he comentado en anteriores entradas que mi mayor motivo de orgullo es haber acabado algo, ¡por una vez! Ahora reconoceré, y os juro que no es falsa modestia sino el convencimiento de que realmente es lo justo, la ayuda que he tenido (sólo para la documentación, de lo otro ya hablé anteriormente).

Gracias a Alberto, a David, a Juan, a Rafa, a Jaime, a Carlos, a Jose, a Andrés, a Matteo, a Virgilio, a Txistu, a Yago, a Anatoly, a Quique, a Luis, a … ¿Que quiénes son? Todos los rivales con los que he jugado cada una de mis partidas de ajedrez. Ellos son los responsables de todos los sentimientos que intento trasmitir en la novela, de todas las vivencias que me llevaron a plasmar en el hechizo lo que Marcos, el protagonista, vive, sufre y experimenta. Sin ellos, el hechizo hubiera sido otro, o directamente no hubiera existido. Y tengo que estar agradecido a toda la comunidad ajedrecística porque ellos me han descubierto un mundo maravilloso, peculiar, cruel en ocasiones, mágico en otras,.., ese mundo que intento mostrar en El Hechizo de Caissa.

Gracias a Alexei, Emmanuelle, Alexander, José Raúl, Bobby, Garry, Tolya, Paul, y sobre todo a Mijail, esos gigantes - que decía Robson en “Los siete pecados capitales del ajedrez”- sobre cuyos hombros avanzamos. Porque es muy fácil hablar de la excelente técnica, o comprensión posicional, o capacidad táctica de un Topalov, o Carlsen, o Anand, olvidando que no existirían -como lo que son- si antes no les hubiera precedido un Kasparov, y antes de éste un Karpov, y antes un Fischer, y antes un Tahl, y antes un Botvinnik, y antes un Alekhine. y... Porque todos los aprendizajes en la vida, (¡y no digamos en el ajedrez!) se fundamentan en un principio acumulativo, por mucho que determinados individuos puedan con su genialidad (de ahí el concepto de genio) provocar una revolución cognitiva capaz de dinamitar los límites de un sistema de creencias o conocimientos aceptados como válidos. Y esto es así, nos guste o no, en todas las esferas de la vida. Somos lo que aprendemos y ello se lo debemos a quienes nos precedieron, llámense maestros, compañeros, antecesores o padres. Aunque a veces nos cueste reconocerlo y sea políticamente muy correcto poner a parir lo antiguo, llamarlo obsoleto y hablar de la modernidad, de la tecnología o de las nuevas formas de comunicación como si hubiésemos descubierto el nirvana definitivo. 

La humana vanidad es tan veleidosa que a veces nos creemos alguien por alcanzar un logro que sin la participación de esos “gigantes” hubiera sido absolutamente imposible.

Pero al margen del comentario genérico sí me gustaría desde este blog romper una lanza a favor de los genios anónimos de este polémico arte. Porque todos conocemos los nombres y apellidos de los más grandes arquitectos, pintores, escritores, músicos o cineastas, y muy pocos reconocen la genialidad en Mijail, Boris, Bobby o Alexandre. No pretendo comparar manifestaciones artísticas tan diferentes, ni entrar de nuevo en la consabida discusión de cuál es la auténtica naturaleza del ajedrez o cuánto tiene de arte, pero os aseguro que esos monstruos son auténticos creadores. Eso sí, y ahí está el problema, para entender esto antes es necesario haber combatido a muerte en el reino de Caissa.

Dos confesiones:

1.En todo el libro sólo hay unos pocos párrafos que no tuve que corregir ni una sola coma: los agradecimientos.
2.De todos los halagos recibidos (algunos protocolarios, alguno malintencionado y no exento de sarcasmo, pero la inmensa mayoría sinceros), sólo hay uno que me inundó el corazón. Fue mi amigo Antonio, el creyente de mi blog, el ángel de la guarda del hechizo, que al acabar de leer el borrador inicial, y entre muchas otras observaciones, me dijo: “en cuanto he acabado la novela me han entrado unas ganas enormes de jugar una partida...”

¿Qué más se puede pedir?

martes, 25 de enero de 2011

LA CONTRAPORTADA

”Lo que seduce nunca suele estar donde se piensa” Gustavo Cerati

¿Qué hacemos cuando llegamos a una librería con la idea de adquirir un libro del que no tenemos referencias (en ese caso, no dudamos)? Por orden, solemos seguir el siguiente protocolo:

1. Leemos el título.
2. Apreciamos la ilustración de la portada.
3. Leemos el texto de la contraportada.
4. Ojeamos algunas páginas, preferentemente las del primer capítulo o leemos el prólogo.

Lo del punto cuatro es muy relativo – según el libro - y generalmente insuficiente. Y todos nos hemos sentido alguna vez engañados por lo tercero, y muchísimas más veces por lo primero y lo segundo, porque a veces se corresponden poco o nada con el texto interior.

Os confesaré que yo estoy satisfecho con la contraportada de El Hechizo porque es muy honrada. Y su redacción es responsabilidad absoluta de los editores – yo no tengo nada que ver- así que el mérito es todo suyo.

Lo cierto es que la contraportada es un elemento muy importante en el marketing de una novela. Compramos por el boca-oído, por la publicidad (directa o encubierta), por criterios o creencias estadísticas (“si ya tiene 100.000 lectores debe ser bueno ¿no?”) y, cuando no hay nada de esto, por el poder de seducción de la contraportada.

Puesto que ya está públicada en internet (sale en el catálogo de la editorial http://www.editorialviceversa.com/files/llibre.php?id=65  y de la distribuidora www.enlaceseditoriales.es/es/libro/el-hechizo-de-caissa) aquí os pongo el texto de la contraportada de El Hechizo de Caissa.

“Cuenta el mito que Ares, dios de la guerra, le regaló un ajedrez a la esquiva Caissa para seducirla, y fue así cómo ella se convirtió en la musa del ajedrez.
¿Pero qué sucede cuando una persona es hechizada por Caissa? ¿Puede el ajedrez marcar una vida? Marcos era sólo un niño cuando abandonó su país. Él ansiaba tener una madre afectuosa, pero en su lugar fue adoptado por Roberto, un hombre severo, solitario y envuelto en un halo de misterio. Fascinado por las partidas de ajedrez que juegan su padre y su abuelo, Marcos se rebelará ante la negativa de Roberto a enseñarle a jugar y se volcará en el aprendizaje por su cuenta. Pero lo que en un inicio sólo parece un juego se convertirá en una obsesión que le hará gozar y sufrir, conocer lugares y personajes memorables, pagar un precio quizá demasiado elevado e incluso llegar a descubrir un secreto del pasado...
El hechizo de Caissa no es sólo una novela sobre ajedrez, sino que es, ante todo, una novela sobre la iniciación a la vida: sobre los secretos que se esconden detrás de los silencios que separan a padre e hijo, sobre la rebeldía y la desesperada búsqueda de identidad en la adolescencia, y sobre los sueños que perseguimos toda nuestra vida...”

Juzgad vosotros. Agradeceré comentarios.

sábado, 22 de enero de 2011

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN (¿es así, Sr. Bucay?)

”Todos ven lo que tú aparentas; pocos ven lo que tú eres” Niccoló Maquiavelo.

“¿Tú has escrito un libro? No me lo hubiera imaginado”
“ Pero será un libro técnico ¿no?”
“ ¿Es un libro de texto sobre Educación Física?”
“Hay que ver, no te pega nada, tú, tan deportista, tan activo…”

Comentarios parecidos y otras lindezas de similar calado he escuchado en el último año cuando algún conocido (y, desgraciadamente, también algún amigo) conocía la publicación del Hechizo.

Es inútil luchar contra unos usos sociales, unas costumbres, una tiranía fundamentada en la forma, en la omnipresencia audiovisual, en la estética y en la apariencia. Vivimos en un mundo donde todos (esto también es una peligrosa generalización gratuita) te hablan de la importancia de aparentar, de que una imagen vale más que mil palabras, de que si no estás en la red con tu foto colgada en el facebook no existes, un universo de cuerpos esplendorosos con musculaturas definidas y bronceadas, de protocolos sociales fundamentados en la imagen, de cánones incomprensibles pero políticamente muy correctos, de encasillamientos y clichés absurdos e injustos, de sesgos a la personalidad múltiple del ser humano y negación de la versatilidad cultural y creativa del hombre.

Así que supongo que tengo que ser comprensivo con quienes no ven en mí más que un “simple” profesor, y además de una materia fundamentada en el esfuerzo físico (¿para qué vamos a utilizar el cerebro?), o acaso un deportista acostumbrado a chocar contra las defensas, recibir placajes, o golpes, o como mucho ser lo suficientemente “creativo” como para combinar un reverso con un lanzamiento en suspensión… Y claro, nadie puede imaginarme leyendo otra cosa que no sea el Marca, ni mucho menos se imaginan encontrándome disfrazado de rata de biblioteca tomando notas… Y cuando batallo con el portátil seguro que piensan que estoy jugando a algún videojuego o como mucho viendo alguna película de acción (pumba, pumba, ostia, ostia, sangre, sangre…) y en ningún caso escribiendo algo que no sea un informe académico o una programación de acondicionamiento físico.

La estúpida sugerencia de incompatibilidad entre deporte e intelectualidad es tan ofensiva, absurda y trasnochada, que me niego a comentarla.

Incluso (bienintencionadamente, creo) hay quien se reía y me decía aquello de “ahora tendrás que ponerte un traje cuando hagas una presentación del libro, porque no irás en chándal, supongo…¡Eso no me lo pierdo!”, como si mi armario sólo contuviese ropa deportiva, como si eso tuviera la más mínima importancia (lo del atuendo, digo, ya sea en una presentación del libro o en cualquier otra ocasión), como si las personas fueran  así por cómo visten… Incluso me he apostado una cena con mi hermana por un motivo parecido relacionado con la apariencia estética. Ya os contaré quién gana la apuesta.

No estoy indignado por esos comentarios, aunque pueda parecerlo. Estoy sorprendido de lo vagos que somos (y entono el mea culpa sin rubor, que todos lo hacemos). Preferimos encasillar a las personas por estúpidos clichés laborales o por su atuendo antes que hacer el esfuerzo de conocerlos por lo que realmente son. Es mucho menos esforzado conocer su imagen que su mundo interior (porque todos tenemos uno ¿verdad?).

miércoles, 19 de enero de 2011

TALLER LITERARIO DE ANTONIO PENADÉS

"El arte más importante del maestro es provocar la alegría en la acción creadora y el conocimiento" Albert Einstein.

¿Que quién es Antonio Penadés? Fuera máscaras.

Antonio es el "Creyente del relato de este blog. Mi guía, tutor, maestro y amigo, y sin el cual el Hechizo nunca hubiera visto la luz. Ya os conté que asistir a su taller literario sobre Novela Histórica fue una experiencia reveladora y la catapulta que me proyectó hasta el Hechizo.

Muchos me habéis preguntado por el taller literario que hice (hay tres entradas anteriores hablando sobre él), así que os comento que Antonio organiza anualmente el taller y que si alguno quiere asistir a él, no tiene más que inscribirse. Os pego los datos abajo y si alguno está interesado en la literatura y la escritura, os invito a seguir mi ejemplo. Para mí fue una decisión acertadísima, como podéis imaginar.

Este año las sesiones se celebrarán los viernes por la tarde (de 17:30 a 19:30 horas) entre el 11 de febrero y el 15 de abril. El lugar, el de siempre (y van ya seis ediciones): la Sala de conferencias del Museo L’Iber, en la calle Caballeros, 22 de Valencia.

Se trata de un curso teórico, complementario del que Santiago Posteguillo (autor de la maravillosa trilogía sobre Escipión: Africanus, Las Legiones Malditas, La traición de Roma) impartirá a su finalización (con un componente mucho más práctico). Antonio hablará de Literatura -y de la vida misma- y tratará acerca del método para la composición literaria.

Un curso en un marco impresionante, el del Museo histórico L’Iber, cuyo mayor activo es, sin duda, la posibilidad que brinda de conocer gente interesante y a la vez interesada en ese adictivo mundo que es la Literatura.

Sesión 1, viernes 11.02.11:
Tema: Presentación. Análisis de los motivos que llevan a una persona a escribir.
Sesión 2, viernes 18.02.11:
Tema: Las fuentes de la ficción: la biografía personal y la imaginación.
Sesión 3, viernes 25.02.11:
Tema: El método de la escritura.
Sesión 4, viernes 04.03.11:
Tema: El tema y el argumento.
Sesión 5, viernes 11.03.11:
Tema: Los personajes.
Sesión 6, viernes 25.03.11:
Tema: La forma, el estilo y el tono.
Sesión 7, viernes 01.04.11:
Tema: El género de la novela histórica I. Charla de Alejandro Noguera acerca de la fase de documentación histórica.
Sesión 8, viernes 08.04.11:
Tema: El género de la novela histórica II. Participación de Antonio Garrido.
Sesión 9, viernes 15.04.11:
Tema: Sesión impartida por Santiago Posteguillo. Análisis de su obra y conclusión del curso.

Si alguno está interesado entrar en:
http://www.hislibris.com/textos/taller_literario_antonio_2011.pdf

martes, 18 de enero de 2011

LA PORTADA

”Por buen comienzo espera la buena andanza” Arcipreste de Hita.

La entrada del blog de hoy sirve únicamente para presentaros la portada del libro, el comienzo gráfico. Esta es la imagen que debéis buscar en las librerías, y para no olvidarla la colgaré a partir de hoy en el encabezamiento titular del blog, sustituyendo a esa dama sobre fondo escaqueado que nos ha acompañado hasta ahora (gracias Nacho por el diseño que te curraste...)

Respecto a la portada he de deciros que es responsabilidad absoluta de los editores. A mí sólo me preguntaron mi opinión, pero el diseño es obra de un ilustrador gráfico profesional.

Hay quien dice que, al ser en blanco y negro, le falta colorido. Yo creo que para mi novela no existe mejor contraste que el albinegro, por razones obvias. Me parece todo un acierto, pero estoy ansioso por saber qué opinan mis lectores. Leeré interesado vuestros comentarios.

Pero incluso en esto ha habido correcciones y cambios. Os diré que lo que veis es la segunda opción. Hace meses me presentaron otra ilustración que finalmente desecharon porque dijeron que podía sugerir novela negra, y no se trataba de dar una impresión equivocada al lector. Y eso que me gustaba bastante. Pero El Hechizo no tiene nada de novela negra. Creo que fue una decisión acertada.

Esta portada definitiva, la imagen que tenéis delante y que desde ahora se corresponde con El Hechizo, reconozco que también me gusta mucho. Da la idea precisa del contenido: la historia de un joven obsesionado con el aprendizaje del ajedrez. Sugiere un rico mundo interior, conflictos adolescentes, ansía por aprender a jugar… Justo lo que es necesario para plasmar de un golpe de vista lo que contiene el texto. Como he visto muchas de las portadas (todas) de la Editorial Viceversa, tengo que reconocer que sus ilustradores gráficos son muy buenos, y eso que yo soy un negado para la estética. Podéis comprobar la calidad de sus diseños  en http://www.editorialviceversa.com/files/index.php enlace de la editorial que desde hoy linkaré con este blog y donde ya aparece el Hechizo en la sección de Novedades y Próximos Lanzamientos..

viernes, 14 de enero de 2011

AMBICIONES

”Hay que tener ambiciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas”. Heinrich von Stein


Yo, al igual que R (personaje fundamental de El Hechizo de Caissa), creo sinceramente en el poder de las palabras, lo que explica mi costumbre de utilizar citas para encabezar cada entrada de este blog, y en general de casi todos mis escritos, incluyendo cada uno de los capítulos de la novela. Y además, me gusta reflexionar sobre la cita, no únicamente ponerla y punto. Como habéis podido comprobar, la lectura entre líneas del texto de abajo tiene una relación directa con la reflexión que he hecho de la cita. Igual pasará en el hechizo.

Creo que la ambición desmesurada es un concepto vinculado siempre al juego sucio, a los excesos, a conducirse al margen de la legalidad, la moralidad o el buen criterio, y que esto es injusto. Ambicionar lo máximo no es, per se, reprobable. Sólo lo es en la medida en que justificamos actos mezquinos o inmorales (nada que ver con la religión y sí mucho con la ética) por la consecución de esa ambición. Por eso el vocablo ambición tiene tan mala prensa.

No mentiré diciendo que escribí el hechizo como un pasatiempo y que no me importa si se publica o no. Eso no se lo creería nadie. Cuando escribes algo que tú consideras interesante (o “decente”, o “logrado”, o el adjetivo que sea) quieres que lo lea tu amigo, tu hijo, tu mujer. Y después el amigo de tu amigo, y después el hijo del amigo de tu amigo, y después…, y después tienes la “ambición” de que cuanta más gente lo lea, mejor. Ambiciones elevadas que pasan por la publicación del libro. No entraré a discutir (eso lo haré algunas entradas más adelante) sobre la necesidad o no de meterme en el  proceloso mundillo del negocio editorial, sobre el libro electrónico y todas esas discusiones tan de moda con todo el rollo de la ley Sinde, los derechos de autor y todas esas cosas. Lo cierto es que, hasta la fecha, publicar el libro en formato papel es la forma de llegar a más lectores. Es tan simple como eso. Y desde luego, ni está entre mis ambiciones, ni mucho menos en mis expectativas, ni afortunadamente entre mis necesidades, el vivir de la escritura. Yo soy un docente, eso lo tengo muy claro, y por una mosca que mate, matamoscas me llamaron, pero sé que no soy un escritor,..., tal y como el público entiende esa profesión.

Sin embargo, no tengo ningún rubor en reconocer que mis “ambiciones” con el Hechizo son realmente MUY ELEVADAS. A saber:

1.Desmitificar la figura del ajedrecista como un sujeto “rarito”.
2.Trasmitir la belleza del juego del ajedrez a los advenedizos.
3.Llevar al papel muchos de mis pensamientos internos respecto al ajedrez, a la adolescencia, a la educación y “al poder de las palabras”.
4. Que una decena o veintena (tampoco hay que excederse) de mis alumnos lean El Hechizo de Caissa.  
5.Y una muy personal que ya he logrado: huir de mi proverbial mediocridad siendo capaz de acabar algo.

Mis expectativas se limitan a lograr la publicación de libro y que se venda la primera edición. Justo es reconocer que esto es ahora, porque hace un par de años ni siquiera soñaba con poder escribir un simple relato breve. Pero claro, cuando subes un escalón piensas que puedes subir otro.

Y lo único que necesito es tiempo para dirimir si esta aventura literaria es una excepción o si puedo escribir algo más.

Claro que tiempo (el don más precioso del mundo) quizás no sea una necesidad “pequeña”.

miércoles, 12 de enero de 2011

QUÉ SE PUEDE ESPERAR MIENTRAS SE ESTÁ ESPERANDO.

“A veces cuesta más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes” Jean de la Bruyere

Además de escribir este blog, ¿qué he hecho desde que acabé la escritura de El Hechizo de Caissa? Es que esto de escribir una novela es mucho más complicado de lo que parece…

Bien, pues decíamos ayer que mi amigo El Creyente envió el manuscrito del hechizo a su agente literario con la esperanza de que le gustara. Así fue. Yo entonces no podía imaginar la magnitud de este hecho, pero para los entendidos en el tema les diré que se trataba -¡nada más y nada menos!- de la Agencia Literaria Carmen Balcells. Y les había gustado.

Hablé con RC -desde ese momento mi agente literario- y me felicitó por la obra además de proponerme unos cuantos cambios más encaminados a recortar la extensión del texto que a modificar sustancialmente el argumento. Me indicó que las editoriales estarían más predispuestas a su publicación con un texto más reducido y sintético. Específicamente el recorte se centraba en uno de los ejes argumentales (la historia de amor entre Marcos y S). Ni que decir tiene que acepté de buen grado, y que yo no era nada celoso con “mi hijo”. ¿Quién era yo, un absoluto ignorante y novato, para dudar de la palabra de un experimentado agente literario? Además supe que el manuscrito había pasado por la crítica de cuatro lectores diferentes, uno de los cuales era ajedrecista, y todos habían dado su visto bueno. No estaba mal para una primera criba. El informe era positivo.

El segundo paso ya no me competía: la búsqueda de editorial. Era el trabajo del agente y no tardó en encontrar, después de barajar las condiciones de otras dos firmas, una editorial (Viceversa) que emitió una interesantísima oferta - en función del número de ejemplares ofrecidos para la primera edición – que más tarde (¡entonces yo no entendía nada de todo este negocio!) comprendí que era extraordinaria, especialmente tratándose de un escritor novel. Obviamente el contrato de edición que firmé lo redactó mi agente porque yo no tengo ni idea del contenido concreto de todas las cláusulas del mismo.

Viajé a Barcelona para firmar el contrato editorial inmerso ya en el dilatado proceso de editing. ¿Qué es el editing? El segundo filtro, esta vez a cargo de los técnicos de la editorial que emitieron un extenso informe con propuestas de modificaciones argumentales. Algunas me parecieron necesarias, evidentes y sin duda mejoraron el texto. Otras provocaron una oleada de emails entre Viceversa y un servidor, un tira y afloja probablemente muy productivo (ocho ojos –y seis muy experimentados- ven más que dos) que nos llevó unos tres meses de trabajo intenso, hasta llegar a un documento del agrado de todos. La premisa es que todas las propuestas debía aceptarlas yo, como autor, aunque reconozco que me dejé querer, y aunque tuve que trabajar duro en el editing, yo también estoy muy satisfecho con el resultado. Titulamos los capítulos (en el original eso no estaba), ampliamos algún eje argumental, redujimos algún otro, y -¡dolor, dolor, dolor! – cambiamos el título original que yo había propuesto. Ahora no sólo me he acostumbrado al Hechizo de Caissa, sino que creo que mi propuesta inicial era mucho peor y agradezco el consejo de los editores. La mantendré en secreto, si mis lectores de este blog me lo permiten. Y no, no era LQPNMC. Era otro.

Después vino la corrección de estilo (con la utilísima función control de cambios): el formato. Desde ortografía, incoherencias, sinónimos, algo de semántica (consultas continuas al diccionario de la RAE) supresión de comas, puntos y adjetivos innecesarios (un defecto contra el que lucho permanentemente sin mucho éxito), hasta cuestiones formales básicas como tipos de letra, sangrados, tipos de guiones, comillas (¡tuve que cambiar todas las comillas “ ” por las comillas francesas que no tengo en mi teclado!), etc... Vaya que escribir es mucho más que dejar que las musas posean tu mano esgrimiendo una romántica pluma…

Y el último paso era la maquetación. Aquí el trabajo era básicamente de los editores aunque yo debía dar el ok. Sobre la ilustración de portada y el texto de contraportada ya escribiré más adelante en entradas específicas. Del resto del trabajo de maquetación sólo diré que estoy muy satisfecho de cómo les ha quedado y que tuvimos que hacer una nueva y enésima (¡y creo que última!) relectura, con más cambios. Al margen de las correcciones propias, son innumerables las que después tuvimos que hacer. Yo calculo más de 4000 correcciones de todo tipo, desde el manuscrito original hasta el texto definitivo.

Al final salió un libro (ahora sí es un LIBRO) de 378 páginas, contando dedicatoria, agradecimientos, etc. El producto final: lo que pronto (24 de febrero) tendréis en vuestras manos. El Hechizo de Caissa.

sábado, 8 de enero de 2011

HECHIZO RELOAD. El Hechizo de Caissa se publica el 24 de febrero del 2011

Es necesario siempre esperar cuando se está desesperado, y dudar cuando se espera.” Gustave Flauber.

He vuelto.
De entrada, tres puntualizaciones.
Lo primero pedir disculpas a mis lectores por mi marcha. Sólo se explica por mi desesperación que ahora explicaré.
Lo segundo agradecer vuestra paciencia. La que yo no tuve.
Lo tercero pediros que, si de algún lector de este blog tenéis noticias, le indiquéis que se reabre.

Tal como comenté en anteriores entradas, la fecha inicial de publicación de El Hechizo de Caissa (junio de 2010) se pospuso hasta octubre del mismo año y ésta, a su vez, hasta febrero de 2011. Por ese motivo cerré el blog, dado que ya había narrado el proceso de escritura del mismo. Ahora lo reabro para contaros el proceso de publicación y hacer un seguimiento de cómo lo recibe el público, de las críticas, comentarios, acciones promocionales, presentaciones del libro, etc...

Por lo tanto, ahora más que nunca agradeceré vuestros comentarios y el blog se convertirá en una herramienta de intercambio de opiniones entre autor y lectores. O eso espero.

Os contaba en anteriores entradas que la crisis del sector editorial (descomunal crisis, como casi en todos los sectores) había ralentizado la publicación de mi novela (y de muchas otras). Imaginad mi desmoralización. Continuamente mis conocidos, amigos, compañeros, me preguntaban por el hechizo y cada vez que tenía que contar que las cosas se habían paralizado sentía un intenso dolor interno. Ya sé que no es culpa mía, pero yo así lo sentía. Me parecía haber traicionado las esperanzas de mucha gente, e incluso algunos me tacharon de mentiroso. No les faltaban motivos. Una valiosa lección he aprendido de esta historia: si alguna vez vuelvo a escribir una novela, no lo haré público hasta que tenga el libro -¡en papel!- en mi mano.

En posteriores entradas os comentaré todo lo que he hecho (correcciones y más correcciones) hasta hoy.

He recibido autorización de la Editorial Viceversa para hacer pública (¡AHORA SÍ!) la fecha de lanzamiento de El Hechizo de Caissa. Tomad nota y ¡CORRED LA VOZ!:

24 de FEBRERO DE 2011


Un saludo a todos.