martes, 13 de julio de 2010

FASE DE CORRECCIÓN


”Quien anda es quien tropieza, y no el que se está en la cama a pierna tiesa.” Proverbio.

Si bien el objetivo de este blog era contar la fase de documentación y algo de la fase de redacción de la novela “El Hechizo de Caissa”, apuntaré unas breves ideas sobre la tercera y crucial fase de corrección.

Lo primero indicar que es una fase eterna. Escribí el Hechizo en 5 meses y llevo 16 meses de correcciones. Puede parecer exagerado, pero os aseguro que es así. A veces no ves los errores, otras veces no estás de acuerdo con quienes te los muestran (para gustos los colores y en esto de la literatura...), y otras modificaciones responden a criterios ajenos a la propia obra y propios del proceso de edición. Lo cierto es que entre unas cosas y otras he sacado una clara conclusión: la novela no se acaba hasta que tienes el libro (físico y en papel) en la mano. Todo lo demás son “archivos provisionales”, y el adjetivo “definitivo” es una mentira. Indicaré que todavía estoy haciendo correcciones estilísticas.

Lo segundo es categorizar los tipos de correcciones:

1.Ortográficas: aunque parezca imposible (no en balde vivimos en la era tecnológica y los modernos procesadores de textos con sus correctores ortográficos automáticos son “infalibles”, jeje), después de cuarenta revisiones, aún detectaba alguna errata.
2.Argumentales: estos son los cambios más dolorosos. Cada vez que tenía que modificar una microsecuencia de algún eje argumental se me desgarraba el alma. Hay que entender que el Hechizo es mi hijo. ¿Arrancaríais un brazo o aunque sólo fuera el dedo meñique a vuestro hijo? Seguro que alguno se preguntará por qué, si tanto me incomodaban esas modificaciones, accedía a ellas. A veces porque aceptaba su idoneidad. A veces por imposición de los editores (únicamente cuando lograban convencerme de la necesidad imperiosa de hacer “ese cambio”). Y a veces porque yo mismo me las ingeniaba para mejorar el texto, porque desde que envié el archivo “definitivo” (je,je,je,je,je,je,je) tuve mucho tiempo para idear alternativas y cambios que creo sinceramente han incrementado la calidad del producto final (obviamente si no, no lo hubiera hecho). Mi mujer decía que ella no entendía las modificaciones, que el producto espontáneo, la primera escritura, era la válida. Una perspectiva muy romántica, pero muy poco acorde a los requisitos de la literatura moderna y a este exigente mundo donde sólo se acepta la excelencia, incluso en actividades tan subjetivas como el arte. Pero precisamente ese carácter subjetivo es lo que nos da a los escritores cierta independencia y a la vez crea tanta polémica. Porque un libro es excelente para un lector y un bodrio para el de al lado. Ventajas e inconvenientes del arte. Tengo muy asumido que eso pasa con todos los libros y que el Hechizo no será una excepción.
3.Estilísticas: Aún estoy en ellas. Desde los puntos y aparte, la adjetivación, los nombres de los personajes, los tipos de letras, el nombre de los capítulos, sinónimos, construcciones gramaticales mejorables, comas sobrantes, signos de puntuación adecuados, cursivas y encomillados apropiados,... Parecía fácil escribir un libro, ¿verdad? Pues os diré algo. Las correcciones estilísticas son sólo el barniz exterior. Laborioso, pero poco más. O eso espero. Y sin embargo, también tiene su importancia.

Y lo tercero es confesaros que estoy harto de corregir. Agotado.

Factores ajenos a mi voluntad (parece que la crisis también alcanza al mundo editorial) han provocado un aplazamiento de la fecha de publicación prevista. No me atrevo a decir cuando saldrá publicada la novela, pero seguro que habrá que esperar un poco más, y tendré mucho tiempo para seguir haciendo correcciones (las odio). ¿Se parecerá el Hechizo que se publique a mi “archivo definitivo original”?

No hay comentarios:

Publicar un comentario