sábado, 26 de marzo de 2011

ENTREVISTA EN UPV TV

Os adjunto el enlace de la entrevista televisiva que me hicieron en el programa Campus Link de la UPV TV, emitido el miércoles pasado en el canal 989 de ONO.

http://www.upv.es/pls/oreg/rtv_web.ProgFicha?p_id=1350&p_cap_id=36385&p_idioma=c

viernes, 25 de marzo de 2011

“HUBO UN TIEMPO…”

El mejor regalo que podemos darle a otra persona es nuestra atención íntegra”. Richard Moss

Sospecho que esta va a ser la entrada más polémica (hasta ahora) del blog. En parte por mi inusual tono, y en parte porque yo sé mejor que nadie que “generalizar es de idiotas”. Así que que no se sientan aludidos quienes no lo sean...
Hubo un tiempo en el que mis/tus padres jugaban al ajedrez conmigo, y al dominó, o al parchis, o al sambori, o al baloncesto, o al futbol, o a las canicas, o... Y enseñaban a sus niños a jugar, a entretenerse, a ocupar su tiempo de ocio en actividades lúdicas de diversa índole. Algunas cognitivas, otras motrices, muchas relacionales, todas compartidas. Y luego llegó el chip, y la sociedad tecnológica, y el progreso, y la “individualidad” (bastante mal comprendida), y la sociedad del bienestar, y el mando a distancia y el teclado omnipotente y omnipresente, y las TV panorámicas y las pantallas multicolores, multimedias, multifuncionales, multi...

ALBERTO: 7 AÑOS
Qué raros son los padres de Juan. Juegan con él. Papá y mamá no juegan conmigo porque tienen que trabajar para poder comprar toda esta tecnología que tengo en casa, para mantener un nivel de vida “moderno”, para dármelo todo y no negarme nada, que eso podría causar una frustración intolerable en mi psique y yo podría desarrollar algún complejo y tendría que ser tratado por especialistas psiquiátricos, y... Y no iba a ser yo menos que los demás. Eso podría alienarme y marginarme y entonces podría ser señalado con el dedo y los niños se reirían de mí, y yo no podría hablar de lo mismo que hablan ellos y... Y papá no podría resistir ser “el único” que no me concedía lo que todos los niños tenían. Y ahora ya no juego con papá ni con mamá, pero no hay problema porque tengo una consola de última generación con la que soy un niño integrado y moderno, y ya me paso el nivel 12 del "Muerte en el distrito caníbal", y además no sufro la frustración de mancharme la ropa, de que me peguen los niños en la calle, de lesionarme las rodillas, de pasar frío en las inseguras calles (¡qué miedo!), que papá dice que prefiere verme en casa, yo allí, mirando horas y horas mi super pantalla multifuncional y desarrollando una espectacular destreza con los dedos (en mi fabuloso teclado, o mi joystick, o mi gamepad...), y me comunico modernamente con mis amigos (¿quién quiere pasar frío en la calle habiendo Tuenti o Messenger o teléfonos móviles?) y papá me quiere muchísimo, él nunca dejaría que yo pasara miedo, o frío, o me cansara, o sufriera algún percance, aunque eso sí, está muy preocupado porque sufro de un síndrome de atención de no sé qué, y porque el psiquiatra le ha dicho que tengo poca tolerancia al fracaso y porque el dietista le ha dicho que tengo obesidad mórbida (seguro que es por lo mal que como en el cole, porque mamá, en casa, me da todo lo que le pido), y yo soy feliz con mi consola, mi PC (que no pez, léase bien), mi móvil 3G última generación, con mi TV por satélite en mi cuarto, y papá me quiere mucho... Y no digamos mamá...Aunque yo sospecho que papá y mamá sufren por verme sólo tanto tiempo y por eso tienen remordimientos y por las noches viene a hacerme los deberes (ellos dicen a “ayudarme”, pero me basta con decirles “no sé” para que los hagan ellos) que no quieren que acabe el día sin hacer algo conmigo. ¡Me quieren tanto...! Pero qué pesados se ponen a veces con eso de que lea. ¿Para qué? Leer es muy cansado y hay que esforzarse. Con mis videojuegos todo es más fácil, ¡y yo soy un experto! Y además tengo derecho a divertirme ¿no?

JAVIER: 45 AÑOS
¡Qué feliz es Alberto! ¡Qué bien se lo pasa! Me preocupa que saque malas notas. Tendré que hablar con los profesores, porque él, en casa, hace los deberes perfectamente. Y dicen que no es autónomo. ¡Vaya tontería! Si se pasa el día sólo en casa. Eso sí, le reconozco al profesor que Alberto lee muy poco. No le gusta leer. Ah, ya se sabe que al que no le nace... Pero no voy a forzarlo. Sería contraproducente. Menos mal que no le gusta el deporte. ¿Para qué? Quita, quita, vaya rollo, entrenamientos, partidos, etc... Que yo también tengo derecho a descansar el fin de semana, después de toda la semana trabajando como un burro para educarlo y que no le falte de nada... Por cierto, la semana que viene es su cumpleaños. ¿Qué podría regalarle? Si es que tiene de todo este niño...


“Educando, nuestras omisiones son mucho más graves que nuestros errores” pensó Roberto.

Si no sabes quien es Roberto ¿a qué esperas para leer el Hechizo de Caissa?

PRESENTACIÓN DE EL HECHIZO DE CAISSA

De nuevo presentaremos la novela, esta vez en el Bibliocafé (C/ Amadeo de Saboya 17, junto al estadio de Mestalla), un escenario fabuloso para estos menesteres, donde se respira literatura y amistad..,  a partes iguales. Será el próximo viernes 1 de abril a las 19:30. Para ello contaré con la inestimable ayuda de dos grandes amigos: Antonio Penadés y Jose Milián. Os espero.

viernes, 18 de marzo de 2011

“A MÍ, BRIBONES, VENID A PROBAR EL VALOR DE MI ESPADA…”

”Fue un hombre valiente el primero en comerse una ostra” Jonathan Swift.
“Hace falta más valor para sufrir que para morir” Napoleón Bonaparte.


Hoy no me he podido resistir a poner las dos citas. No podía elegir. Es curioso. Un ajedrecista ¡que no sabe elegir! (os recuerdo que el ajedrez es la mejor escuela de la decisión).

Cuando leíamos en nuestra infancia novelas de aventuras (y si no lo hicimos o no lo hacen nuestros hijos ¡aún estamos a tiempo!) teníamos muy claro el concepto de valor. La literatura nos imbuía de fantasiosas situaciones peligrosas donde había que sacrificarse para vencer en la batalla, o nos sometían a tortura quemándonos los ojos para neutralizar al correo del zar, o realizábamos proezas atléticas, o atacábamos la falange erizada de lanzas, desnudos con un simple acero en la diestra, o nos enfrentábamos en duelo singular contra algún Goliat que pretendía esclavizar a la doncella, o… El valor era un valor (curiosa y sospechosa redundancia) que se nos presentaba en forma de acto heroico y sólo eran valientes éstos, los héroes.

Y después crecimos. No había batallas campales, ni duelos singulares, ni torturadores que intentaban sonsacarnos la secreta información, ni Termópilas, ni todos para uno y uno para todos,... Y aunque nos cueste trabajo extrapolar situaciones literarias fantasiosas a “la vida real” algunos sí somos capaces de identificar el valor.

Yo lo veo cuando alguien se opone a lo que cree injusto en contra de la acomodaticia opinión de la mayoría. Y hoy día todavía más, puesto que vivimos en una sociedad que prioriza el sentido democrático por encima de todo lo demás, y lo que dice la mayoría es sagrado. Así que aquí va mi reconocimiento para los que tienen el valor de discrepar de lo “políticamente correcto” o lo “normal”.

Veo valor en los que se atreven a crear, a innovar, a hacer cosas diferentes. Veo valor en el arte, ese concepto tan denostado en esta nuestra sociedad matemática, cibernética, descreída y científica, que sólo lo que puede diseccionar, comprobar, categorizar y explicar con una ley lo considera válido. Pintar, construir, crear, escribir, son manifestaciones artísticas en franca decadencia. Todos nos sentimos acreditados (¡libertad, libertad, libertad!) para criticar el arte, para vituperar a los creadores, para condenar a quienes tienen el VALOR de hacer algo nuevo. Y no sólo pasa con las “artes” reconocidas. Criticamos cualquier innovación de un compañero en nuestro entorno laboral, cualquier iniciativa que “chirríe” en nuestra cosmovisión predeterminada por ese monstruo llamado “socialización” y alimentado por los mass-media y las modas. Y ese monstruo articula un mecanismo defensivo contra todo lo que atenta contra sus sacrosantos principios de inmovilismo cultural: el frikie. Estigmatiza a los “diferentes” por una única razón. Porque tiene miedo a lo desconocido. Y a veces somos tan previsibles que cuando “el monstruo” nos dice que esto, aquello, este, aquel, esa película, ese libro, esa pintura, esa idea, …, es diferente, reaccionamos tratándolo de frikie.

Eso sí, cuando el frikie ya se ha comido la ostra y no se ha muerto, entonces lo encumbramos. Y todos comemos ostras. O somos tan hipócritas que le restamos valor a su idea, o decimos que “yo estaba a punto de hacerlo”.

¿Pan y Circo?. Seamos normales. Pero no olvidemos que los anormales son los creadores. Los auténticos motores de nuestro mundo. Mozart fue un frikie ¿no? Y Da vinci. Y Verne. Y … ¿se os ocurre alguno más? A mí muchos…

Y ahora imaginemos la potencia alienadora de ese monstruo cuando el “raro” apenas tiene diez o doce años, y le señalan con el dedo por hacer cosas poco comunes. Por no gustarle pegarle patadas al balón y preferir el clavicordio, o la hípica, o el ajedrez… Y él, sigue haciéndolas pese a saberse portador de esa etiqueta, la del frikie.

Eso sí es valor.

De ese tipo de valor se habla en El Hechizo de Caissa.

domingo, 13 de marzo de 2011

EL DIFUSO CONCEPTO DE LA DEPORTIVIDAD

”Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo” Pierre de Coubertin.

Os veo. Alguno ha sonreído al leer la cita del barón. ¿Trasnochada? Supongo que sí, porque aunque nuestro discurso sea otro, muchos piensan que el éxito lo es todo en la vida. O al menos dirigen sus vidas en busca de él.

Resulta paradójico que el fair-play, la deportividad, pertenezca al mismo campo semántico del deporte y que éste se fundamente en el agon, esa pulsión incontrolable que nos empuja a hacer todo lo posible por vencer en la contienda deportiva. Porque “todo lo posible” puede parecer demasiado o no, según el concepto de”deportividad” que nos posea (“yo tengo ideas, pero mis creencias me poseen”).

Imagino (¡lo sé!) que el romanticismo está mal visto y que hoy es deportivo todo aquello que el reglamento permite. Al fin y al cabo vivimos en una sociedad que pregona a los cuatro vientos la bondad de las leyes como garantes del buen proceder deportivo. ¿Acaso no vivimos en un entorno claramente “judicializante”? “Es legal”.“Es lo que marca el reglamento”. “El comité de competición decidirá…” "Ah, si el árbitro no lo ve...". "El deporte es para los pícaros..." "Vale, pero es que mi rival también ha jugado sucio así que..." ¿Cuántas veces hemos oído éstas o similares frases?

Reflexionad sobre lo absurdo que es que algo sea deportivo porque está aprobado por un reglamento (o una lista de productos “legales” que ni siquiera comparten diferentes federaciones de un mismo deporte), y hasta qué punto, animados por la prensa deportiva, hemos judicializado el deporte. A mí me parece lamentable. A muchos les parecerá necesario. Yo creo que desvirtúa la esencia del fenómeno lúdico que es el deporte. Sí, sí, he dicho bien: fenómeno LÚDICO. Todo lo demás (espectáculo, negocio) es y debe continuar siendo secundario. Y si no, así nos luce el pelo...

Lo sé. Soy un dinosaurio. Pero siempre he pensado que donde el sentido común es suficiente, sobran las leyes escritas. Y en el deporte (seguramente por la dimensión mediática que ha alcanzado) parece que además de los reglamentos que impiden al jugador tocar la pelota con la mano, o tocar la red en el remate, o enrocarse cuando ya se ha movido el rey, también son “necesarios” comités para decidir si las alegaciones son pertinentes, si aplicar una sanción cautelar, o para determinar cuántos gramos de una extraña sustancia son o no son trampa. Vale., hay mucha pasta en juego. ¿Y en el deporte de base y aficionado? ¿También es necesario todo eso? ¿No basta con el sentido común?

En el Hechizo de Caissa se presenta un planteamiento del tema que sé que no va a ser demasiado popular. Pero me da igual. Es lo que piensan mis personajes. Es lo que pienso yo.

martes, 8 de marzo de 2011

CRÓNICA DE LA PRESENTACIÓN DE EL HECHIZO DE CAISSA

Por cortesía de mi amigo Josep, escritor y camarada de aventuras literarias, aquí tenéis la crónica que ha hecho de la presentación del día 3 de marzo en el museo L'Iber, publicada en La Revelación.
¡Muchas gracias, Josep!

http://www.larevelacion.com/presentacion-en-valencia-de-el-hechizo-de-caissa-de-fernando-ortega-l%e2%80%99iber-3-de-marzo-de-2011/

viernes, 4 de marzo de 2011

UNA TARDE LLUVIOSA DE MARZO

(SI LEES HABITUALMENTE ESTE BLOG, YA TE LO SABES ¿o no?)

Es la propia naturaleza la que nos impulsa a amar a quien nos ha dado la vida”
Marco Tulio Ciceron.

El aguacero me sorprendió cruzando la plaza de la Virgen. Salticando los charcos me inundó el temor a resbalar y caerme, y estropear la chaqueta que estrenaba para la ocasión.

P y C miraban nerviosos el panel luminoso. C pasea nerviosa su mirada por la terminal. P maldice a los demonios, a los pilotos, a los auxiliares de vuelo, al mal tiempo, y a la mala cara del sobrecargo que le dice que no puede hacer nada.

Llegaba unos minutos tarde y mi editora me recibió sonriente. Todo estaba preparado: el cartel anunciador, los micrófonos, los asientos para la mesa presidencial, la botellita de agua para hidratar las gargantas de los ponentes...

El reloj de P se desgasta de tanto que su dueño lo mira. C le dice a P que esté tranquilo, pero ella no deja de mirar el texto del DEPARTURES. Parece querer aprendérselo de memoria, pero no, sólo escruta la línea del vuelo 725 rumbo a Valencia. No sale. No sale.

Comienza a llegar la gente y todos me saludan y preguntan si estoy nervioso. Yo contesto distraídamente que no hay nervios, que en peores plazas he toreado, bla,bla,bla y que sólo es una reunión de amigos. ¿A quién quiero engañar?

Llamada para el vuelo 725 vuelo a Valencia. Embarque por puerta 5. Gate 5. C no escucha la traducción al inglés. Las piernas maltrechas de C se arrastran persiguiendo al nervioso P, que olvida que va acompañado. “Vamos Mari”, le dice. Nadie le ha explicado que el avión no despegará por mucho que él corra en el embarque.

Saludos, besos, alguna asistencia inesperada. Viejos amigos y nuevas cordialidades. Las sillas de delante reservadas. ¿Para quién? Uno de los ponentes se retrasa. Es una tarde lluviosa del marzo levantino. Tráfico. Manifestaciones en las calles. Semáforos que no funcionan. Retraso previsto. La cortesía, ya sabéis... Esperemos diez minutos.

Última llamada para el vuelo 725. P maldice a los últimos pasajeros que embarcan. Seguro que el retraso es por su culpa. M le dice que se tranquilice, pero ella no deja de mirar el reloj.

Llega Antonio. Rápidas y últimas presentaciones. Respetuosos, los jóvenes ceden sus asientos a los mayores. Muchos se quedan de pie. Asientos vacíos en la primera fila. Son los reservados. Llega el anciano Maestro. Una butaca es para él. Le saludo y le digo (al oído y bien cerquita) “ya podemos empezar”. No falta nadie. Mi voz no delata nerviosismo, sino inseguridad en esta última afirmación.

El despegue ha sido brusco, hay turbulencias y la lluvia azota la ventanilla lateral, pero el único miedo de P y C es llegar tarde. “Tiempo estimado del vuelo...” escuchan por el altavoz. Sus cerebros comienzan a calcular si llegarán o no. Ambos, al unísono.

Mientras Alejandro recorre la historia del noble arte por los países orientales e islámicos, yo repaso mentalmente mi esquema, como una retahíla repetitiva: “ ¿quién es Caissa?, ¿De qué va El Hechizo de Caissa? ¿Cómo y Porqué escribí El Hechizo de Caissa?,..., ¿quién es Caissa?, ¿De qué va El Hechizo de Caissa? ¿Cómo y Porqué escribí El Hechizo de Caissa?. ...”

P menta a los demonios mientras imperceptiblemente su cuerpo describe un vaivén acompasado, adelante-atrás, como queriendo empujar al avión con la inercia del movimiento. El pensamiento de C vaga, maldiciéndose y lamentando anticipadamente el retraso, sintiendo que le ha fallado. Tiempo restante del vuelo.., quince minutos, ¡todavía!

Miro satisfecho al respetable. Falta alguno, pero los más cercanos a mi corazón están en la sala, o quizás de pie, allí detrás. Atiendo a las palabras de Antonio. Bromeo para romper el hielo cuando me llega mi turno. Mi voz se me antoja extraña. Alex y Dani me miran embobados. Rafa carraspea. Jose acciona el interruptor que ilumina sus cuencas orbitales. Yo bebo agua, me hidrato y comienzo. Los nervios dan paso a las dudas. ¿Será apropiado este chiste? Primera pregunta:¿quién es Caissa? Miro por un momento dos sillas vacías en la primera fila, junto a Rafa. Pero no falta nadie. ¿O sí?

No llevan equipaje. Sólo el bolso de mano. Lo ves P, ya te dije yo que si hubiésemos llevado el equipaje ahora tendríamos que esperar un rato. Corramos. Maldita lluvia. Todos los taxis están ocupados. Allí uno libre. Corre, corre. Calle Caballeros 22. ¡Aprisa, por dios!

Estoy tranquilo mientras planteo el tema. Hablo vehementemente y con pasión de Caissa. Un juego de palabras por aquí, una sugerente provocación verbal... Me miran. En silencio. Me atrevo con un retruécano que quizás no todos entiendan. Asienten. Una pausa que ellos creen que es ensayada, pero es que .., he olvidado lo que sigue. He olvidado lo que quería decir. No se percatan. Disimulo bien, pero interiormente me maldigo por no haberlo preparado mejor, por no haberlo memorizado. Las butacas de la primera fila continúan vacías.

El centro de Valencia bajo la lluvia de marzo. Un infierno para la desesperación que reside en los cuerpos y las almas de unos padres desesperados. Todavía les queda -ellos no lo saben- subir las escalinatas de acceso al museo. Una tortura para las piernas de C. Pero es que además el taxi no puede llevarles hasta la puerta. Los manifestantes bloquean el palacio de la Diputación, héroes reivindicativos bajo la pertinaz lluvia. Último escollo para los angustiados Odiseos.

He arrancado alguna risa aislada. Redoblo mis esfuerzos por cautivarlos y hechizarlos. ¿Lo conseguiré? Me falta chispa y lo sé. El ingenio que me restan..., esas sillas vacías. Me hidrato pasando a la segunda pregunta. ¿De qué va El Hechizo de Caissa?

Entran en la sala jadeando. Se quedan atrás. Las sillas reservadas, vacías siguen, pero el reservado de mi atención les recibe y a punto estoy de caerme de culo al verlos. Menos mal que estaba sentado. Proeza de la noche. Con aplomo disimulo y en lugar de quedarme muerto del asombro... me desmeleno. Han venido. Han venido. ¡Qué locura! ¡Han venido! Ya no hay quien me pare....

Y lo demás, si habéis leído este blog con asiduidad ya lo sabéis. La presentación de El Hechizo de Caissa fue un resumen del mismo. La única sorpresa fue la presencia de P y C, absolutamente inesperada. Lo único que podía faltarme para convertir la noche de ayer en una de las más felices de mi vida.

Pepe y Carmen. Cuyo poso me posee.

miércoles, 2 de marzo de 2011

ENTREVISTA EN RADIO 9. PROGRAMA ALTA FIDELITAT 2 MARZO 2011

Esta misma tarde, sobre las 15:45 se ha emitido por Radio 9 (programa Alta Fidelitat) una breve entrevista que me hicieron por teléfono. Podéis escucharla haciendo click en este enlace donde se recoge el audio de todo el programa.  A partir del minuto 14 comienza la entrevista de unos 5 minutos.

http://www.rtvv.es/va/alta_fidelitat/Alta-Fidelitat_2_436776336.html