domingo, 13 de marzo de 2011

EL DIFUSO CONCEPTO DE LA DEPORTIVIDAD

”Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo” Pierre de Coubertin.

Os veo. Alguno ha sonreído al leer la cita del barón. ¿Trasnochada? Supongo que sí, porque aunque nuestro discurso sea otro, muchos piensan que el éxito lo es todo en la vida. O al menos dirigen sus vidas en busca de él.

Resulta paradójico que el fair-play, la deportividad, pertenezca al mismo campo semántico del deporte y que éste se fundamente en el agon, esa pulsión incontrolable que nos empuja a hacer todo lo posible por vencer en la contienda deportiva. Porque “todo lo posible” puede parecer demasiado o no, según el concepto de”deportividad” que nos posea (“yo tengo ideas, pero mis creencias me poseen”).

Imagino (¡lo sé!) que el romanticismo está mal visto y que hoy es deportivo todo aquello que el reglamento permite. Al fin y al cabo vivimos en una sociedad que pregona a los cuatro vientos la bondad de las leyes como garantes del buen proceder deportivo. ¿Acaso no vivimos en un entorno claramente “judicializante”? “Es legal”.“Es lo que marca el reglamento”. “El comité de competición decidirá…” "Ah, si el árbitro no lo ve...". "El deporte es para los pícaros..." "Vale, pero es que mi rival también ha jugado sucio así que..." ¿Cuántas veces hemos oído éstas o similares frases?

Reflexionad sobre lo absurdo que es que algo sea deportivo porque está aprobado por un reglamento (o una lista de productos “legales” que ni siquiera comparten diferentes federaciones de un mismo deporte), y hasta qué punto, animados por la prensa deportiva, hemos judicializado el deporte. A mí me parece lamentable. A muchos les parecerá necesario. Yo creo que desvirtúa la esencia del fenómeno lúdico que es el deporte. Sí, sí, he dicho bien: fenómeno LÚDICO. Todo lo demás (espectáculo, negocio) es y debe continuar siendo secundario. Y si no, así nos luce el pelo...

Lo sé. Soy un dinosaurio. Pero siempre he pensado que donde el sentido común es suficiente, sobran las leyes escritas. Y en el deporte (seguramente por la dimensión mediática que ha alcanzado) parece que además de los reglamentos que impiden al jugador tocar la pelota con la mano, o tocar la red en el remate, o enrocarse cuando ya se ha movido el rey, también son “necesarios” comités para decidir si las alegaciones son pertinentes, si aplicar una sanción cautelar, o para determinar cuántos gramos de una extraña sustancia son o no son trampa. Vale., hay mucha pasta en juego. ¿Y en el deporte de base y aficionado? ¿También es necesario todo eso? ¿No basta con el sentido común?

En el Hechizo de Caissa se presenta un planteamiento del tema que sé que no va a ser demasiado popular. Pero me da igual. Es lo que piensan mis personajes. Es lo que pienso yo.

2 comentarios:

  1. Por lo que a mi respecta creo que, aunque no seamos la mujer del César, nos es de aplicación aquello de que no sólo hay que ser honrado. Además hay que parecerlo. Y hay que hacer las cosas porque esté bien hacerlas. Sin más.

    ResponderEliminar
  2. Interesante reflexión.El otro día hablaba con los de segundo de bachillerato precisamente de que legal y moral en demasiadas ocasiones no son sinónimos...y cómo lo confunden algunos,y cómo no les importa "confundirlo".Pues nada,amigo,para eso queda la educación,para que las creencias de los dinosaurios no se extingan...

    ResponderEliminar