lunes, 31 de enero de 2011

¿EBOOK? EL DINOSAURIO OPINA

La humanidad progresa. Hoy queman mis libros; siglos atrás me hubiesen quemado a mí” Sigmund Freud.

Tranquilos. No me apetece hablar de la Ley Sinde, sino del ebook (vaya lo que por aquí conocemos como libro electrónico). Y por otra parte, la cita del encabezamiento es más un chiste que otra cosa, aunque se pueda (o quiera) interpretar que detrás hay mucho más.

Recuerdo que no hace mucho asistí a una conferencia sobre el futuro del libro y hablaron de este tema con profusión. Mi admirado Santiago Posteguillo contó una anécdota-historia de hace algunos milenios, cuando en la época de los rollos y los pergaminos se dudaba de la implantación de esa novedad tecnológica que luego bautizamos como “libro”. Han pasado miles de años, y ahí sigue. Pero es cierto lo que dice el dicho, “que toda novedad es siempre sospechosa”.

Como soy un negado para esto de las nuevas tecnologías, pese a este blog, y me enredo con facilidad en la ambigua versatilidad de ese incomprensible metalenguaje lleno de acrónimos, siglas y anglicismos (megacontratropocientospixeles.., kilogigasterabyesalrequetecopónbendito.., acabasdesertaggeadoenelmurode...¡jodercómoacojonaesto!, bannerizadostwittersdelwalldelfacebook, algoritmocustomizadosblablabla...), no discutiré la “potencia” del ebook, las “bondades” tecnológicas de la lectura pantallar (este vocablo no existe, lo sé, pero ya entendéis a qué me refiero) y la rebelde reivindicación de fin del monopolio editorial frente al difuso concepto de piratería versus libertad de expresión/ prensa/ navegación/ compartirconocimientosyservicios. Perdonad tanta licencia en el lenguaje, pero al fin y al cabo de esto va esta entrada. De que si algo es “tecnológico” aceptamos cualquier palabreja (o artilugio, o verdad absoluta “que sale en internet”) por ridícula y ambigua que resulte, y además, como no hables con ese argot eres un completo ignorante en “nuevas tecnologías”.., vaya.., un completo ignorante. Bueno, a lo que iba. El que quiera que entre en esa guerra de la Ley Sinde y demás, o se contente con mentar a la malvada SGAE como argumento balsámico. Yo sólo escribiré un par de recuerdos y un par de reflexiones.

Recuerdo 1: Una “profética” canción (¡en inglés!): Video killed the radio star... Ja, ja.

Recuerdo 2: No hace muchos lustros las máquinas de juego del ajedrez auguraban el final de las competiciones humanas. Son tan potentes (y ahora lo son el software de juego, mucho más que los humanos) que nadie “querría” jugar con un humano, mucho más débil. Vaya estupidez. El jugador lo que quiere es agon, lucha, vivencias físicas, respirar el aire de su adversario, tocar madera. Y hoy, todo ese “maravilloso” software se utiliza para el estudio y el aprendizaje y análisis, pero el hombre sigue queriendo jugar con hombres, y pese a la proliferación del ajedrez on-line, seguimos jugando hombres contra hombres, los auténticos protagonistas, y las máquinas siguen siendo convidados de piedra.

Reflexión 1: El ebook (y el Ipad, y el emule, y Facebook, y...) es maravilloso...cuantitativamente. No critico la calidad, sino que enfatizo la cantidad. En la palma de mi mano puedo tener la Biblioteca Nacional, o la discografía completa de 850.000 grupos musicales y cómo mola presumir ante los amigos de “lo mucho que tengo”. Cabría preguntarse (con la mano en el corazón), si tendremos tiempo para escuchar a esos 850.000 grupos, o leer un millón de novelas. Cabría preguntarse (con la mano en el corazón) si en el metro, en la cama junto a la parienta o en el retrete, preferiré la pantallita al papel (ya estoy oyendo a los que dicen que quizás tú no, pero que nuestro hijos sí, ¡joder vivamos el presente!). Cabría preguntarse (con la mano en el corazón) si los 945 amigos que tengo en facebook se emborracharán conmigo cuando me deje mi novia, y me ayudarán en la mudanza y... Cabría preguntarse, lo sé, cuánto tiempo me ahorro sin tener que ir a la librería a comprar el libro, y cuánto espacio ahorro (¿para qué voy a tener libros en la estantería?), eso sí, suponiendo que la visión de un mueble de madera repleto de títulos no te emocione (como a mí) o cada visita a una librería (¡y no digamos a una biblioteca!) sea para ti una auténtica “inversión” en tiempo realmente vivido. Vaya, que no niego la descomunal potencia “cuantitativa” del ebook, pero ¿no será precisamente este sobrevalorado principio de masificación lo que realmente nos deslumbra? Y eso sin considerar el hecho de que, o tienes un ebook, o no estás a la última (vulgo: eres un dinosaurio que todavía arrastra toneladas de papel... huy ¡qué poco ecológico!). O sea, ese factor “moda” del que se vale la floreciente industria tecnológica, carente de todo escrúpulo y capaz de hacer malabarismos con el sustantivo NECESIDAD con una destreza asombrosa. Pero lo peor es que acabamos creyendo (y cayendo) en esa necesidad, únicamente por la presión social. ¿De verdad “necesito” una Blackberry? Ah, claro, es que “vuelca” los correos en tiempo real y puedo consultarlos al momento. Con la mano en el corazón, ¿cuántos necesitamos realmente eso? Pero es molonudo, ¿verdad?

Reflexión 2: Mola todo lo que es gratis. Moraleja: el ebook es un chollazo. ¿Moraleja? Estupidez, diría yo sin ánimo de ofender. De nuevo nos autosugestionamos con un falso concepto de necesidad. No se trata de si se piratea o no. Se trata de si tengo necesidad de hacerlo. De si esa necesidad es mía o me la meten a presión.

Cantidad y gratuidad. ¿Cuánto pesan en la balanza? ¿Necesidad? ¿Necesito un ebook? Chico, que no lo veo. No lo veo. Que no veo que porque sea "tecnológico" tenga que ser mejor. Y desde luego, no veo que por ello tenga que ser "necesario".

Vale, llamadme lo que queráis. Tengo espaldas anchas. Pero hasta nueva “orden” (las miserias de vivir en sociedad) yo sigo prefiriendo el libro de papel, el olor a tinta, las anotaciones al margen, los marcapáginas, y no concibo un solo día de mi existencia sin llevar un libro en la mochila, ni me veo anotando un pensamiento, una idea, una lista de la compra en una Blackberry. Tanta "virtualidad", tanta electrónica "aplicada" se me atraganta.

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