miércoles, 12 de enero de 2011

QUÉ SE PUEDE ESPERAR MIENTRAS SE ESTÁ ESPERANDO.

“A veces cuesta más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes” Jean de la Bruyere

Además de escribir este blog, ¿qué he hecho desde que acabé la escritura de El Hechizo de Caissa? Es que esto de escribir una novela es mucho más complicado de lo que parece…

Bien, pues decíamos ayer que mi amigo El Creyente envió el manuscrito del hechizo a su agente literario con la esperanza de que le gustara. Así fue. Yo entonces no podía imaginar la magnitud de este hecho, pero para los entendidos en el tema les diré que se trataba -¡nada más y nada menos!- de la Agencia Literaria Carmen Balcells. Y les había gustado.

Hablé con RC -desde ese momento mi agente literario- y me felicitó por la obra además de proponerme unos cuantos cambios más encaminados a recortar la extensión del texto que a modificar sustancialmente el argumento. Me indicó que las editoriales estarían más predispuestas a su publicación con un texto más reducido y sintético. Específicamente el recorte se centraba en uno de los ejes argumentales (la historia de amor entre Marcos y S). Ni que decir tiene que acepté de buen grado, y que yo no era nada celoso con “mi hijo”. ¿Quién era yo, un absoluto ignorante y novato, para dudar de la palabra de un experimentado agente literario? Además supe que el manuscrito había pasado por la crítica de cuatro lectores diferentes, uno de los cuales era ajedrecista, y todos habían dado su visto bueno. No estaba mal para una primera criba. El informe era positivo.

El segundo paso ya no me competía: la búsqueda de editorial. Era el trabajo del agente y no tardó en encontrar, después de barajar las condiciones de otras dos firmas, una editorial (Viceversa) que emitió una interesantísima oferta - en función del número de ejemplares ofrecidos para la primera edición – que más tarde (¡entonces yo no entendía nada de todo este negocio!) comprendí que era extraordinaria, especialmente tratándose de un escritor novel. Obviamente el contrato de edición que firmé lo redactó mi agente porque yo no tengo ni idea del contenido concreto de todas las cláusulas del mismo.

Viajé a Barcelona para firmar el contrato editorial inmerso ya en el dilatado proceso de editing. ¿Qué es el editing? El segundo filtro, esta vez a cargo de los técnicos de la editorial que emitieron un extenso informe con propuestas de modificaciones argumentales. Algunas me parecieron necesarias, evidentes y sin duda mejoraron el texto. Otras provocaron una oleada de emails entre Viceversa y un servidor, un tira y afloja probablemente muy productivo (ocho ojos –y seis muy experimentados- ven más que dos) que nos llevó unos tres meses de trabajo intenso, hasta llegar a un documento del agrado de todos. La premisa es que todas las propuestas debía aceptarlas yo, como autor, aunque reconozco que me dejé querer, y aunque tuve que trabajar duro en el editing, yo también estoy muy satisfecho con el resultado. Titulamos los capítulos (en el original eso no estaba), ampliamos algún eje argumental, redujimos algún otro, y -¡dolor, dolor, dolor! – cambiamos el título original que yo había propuesto. Ahora no sólo me he acostumbrado al Hechizo de Caissa, sino que creo que mi propuesta inicial era mucho peor y agradezco el consejo de los editores. La mantendré en secreto, si mis lectores de este blog me lo permiten. Y no, no era LQPNMC. Era otro.

Después vino la corrección de estilo (con la utilísima función control de cambios): el formato. Desde ortografía, incoherencias, sinónimos, algo de semántica (consultas continuas al diccionario de la RAE) supresión de comas, puntos y adjetivos innecesarios (un defecto contra el que lucho permanentemente sin mucho éxito), hasta cuestiones formales básicas como tipos de letra, sangrados, tipos de guiones, comillas (¡tuve que cambiar todas las comillas “ ” por las comillas francesas que no tengo en mi teclado!), etc... Vaya que escribir es mucho más que dejar que las musas posean tu mano esgrimiendo una romántica pluma…

Y el último paso era la maquetación. Aquí el trabajo era básicamente de los editores aunque yo debía dar el ok. Sobre la ilustración de portada y el texto de contraportada ya escribiré más adelante en entradas específicas. Del resto del trabajo de maquetación sólo diré que estoy muy satisfecho de cómo les ha quedado y que tuvimos que hacer una nueva y enésima (¡y creo que última!) relectura, con más cambios. Al margen de las correcciones propias, son innumerables las que después tuvimos que hacer. Yo calculo más de 4000 correcciones de todo tipo, desde el manuscrito original hasta el texto definitivo.

Al final salió un libro (ahora sí es un LIBRO) de 378 páginas, contando dedicatoria, agradecimientos, etc. El producto final: lo que pronto (24 de febrero) tendréis en vuestras manos. El Hechizo de Caissa.

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