viernes, 16 de abril de 2010

AVATARES


“Las personas cambian y generalmente se olvidan de comunicar dicho cambio a los demás.” Lilliam Hellman.

Además del título de una exitosa producción cinematográfica, avatar es, entre otras acepciones, una trasformación de un personaje. “Aspecto nuevo de una cosa cambiante”, reza el diccionario.

Mi cuñado dice de mí que soy un cavernícola en lucha permanente con las nuevas tecnologías. No le falta razón. Odio leer los manuales de instrucciones de los electrodomésticos, me horripila cualquier novedad tecnológica que trastoque mis hábitos, deploro la práctica de la escritura abreviada de “la cultura del móvil”, y en general aplico esa conocida máxima de que “toda novedad es siempre sospechosa”. Soy un dinosaurio y lo sé. Y aunque no me siento orgulloso por ello, tengo que reconocer que a veces me asalta el pensamiento de que no es tan malo, y que es mucho peor creer a pie juntillas en las bondades indiscutibles de las nuevas tecnologías. Pero confieso que ya me he rendido. Tengo móvil, cámara digital, escribo en ordenador, tengo este blog, y consulto a diario el correo electrónico. Y cada día estoy más convencido - aunque ante determinadas personas, entornos y círculos lo niegue vehementemente - de que el futuro está en el aire (¡como el amor!), es decir, en la red. Porque todos, de alguna forma hemos caído en la red. Yo caí por culpa de……, del ajedrez, claro.

El ajedrez on-line (jugar ajedrez contra otros rivales en internet en tiempo real) es una modalidad muy recomendable (para el aficionado desesperado por su solitud), muy adictiva (para el aficionado enamorado cuantitativamente de Caissa) y muy interesante (para el aficionado obsesionado por mejorar su ajedrez). Permite jugar partidas de trivial entretenimiento, partidas de instructivo entrenamiento de aperturas, partidas de profundización en posiciones tácticas o estratégicas, y partidas de entrenamiento contra el reloj. Pero hay dos ventajas todavía más importantes: la variedad de adversarios y estilos que reporta, y la seguridad de poder jugar a cualquier hora del día. Se acabó el infierno de la ausencia de rivales. Se acabó el purgatorio de niveles de juego demasiado fuertes o demasiado débiles en relación al propio. Bienvenidos a la mayor comunidad ajedrecística del mundo. Bienvenidos al deporte que mayores posibilidades competitivas tiene en la red.

Era necesario en mi experiencia previa a la redacción del Hechizo. Me disfracé de Magtal y de Nehemevic. Jugué con estos avatares. Aun podéis encontrarme en alguna página de juego (no haré publicidad gratuita de ninguna) con estos nicknames. Fueron imprescindibles en el proceso de documentación del Hechizo. De hecho, son personajes principales del Hechizo. Con ellos navegué, naufragué, boté nuevos navíos, aprendí, y me vicié. Ajedrez on-line. Todo un mundo. Todo un futuro. Toda una aventura.

Una aventura que narraré en El Hechizo De Caissa. Os contaré cómo se juega on-line, cómo se chatea con los adversarios, cómo le fue a Magtal, a Nehemevic…, y ya os adelanto que el ajedrez on-line constituye en sí mismo casi un eje argumental prioritario de la novela.

1 comentario:

  1. Cavernícola, cavernícola...casi. Lo que es seguro es que eres uno de los últimos románticos...

    ResponderEliminar