lunes, 26 de abril de 2010

CURRICULUM OCULTO

“Educación es lo que sobrevive cuando lo aprendido se ha olvidado”. Skinner.

Consultado el oráculo infalible (je, je), esto es, la wikipedia, el currículo oculto se definiría como “aquellas lecciones o aprendizajes que son incorporados por los estudiantes aunque dichos aspectos no figuren en el currículo oficial”. Y añade, “pueden ser enseñados o no con intención expresa”.

Obviamente, y dado mi desempeño laboral como maestro, este es un tema que me toca de cerca y en el que creo firmemente. Creo mucho más en lo oculto que en lo revelado, impuesto, exigido. Creo que Don X me enseñó mucho más que los verbos irregulares de la lengua de Shakespeare, que la milimétrica equidistancia de los polinomios que dibujaba don M en la pizarra me ayudaron mucho más que las operaciones en sí mismas, que la gestualidad de don P y su vehemente defensa del esfuerzo como valor insustituible fueron un auténtico trampolín para mis logros laborales, y que la forma en que don C chocaba la mano, saludaba al inicio de la clase, nos exhortaba a preguntar sin miedo, …, todo eso es lo que realmente me formó.

Y probablemente docenas de actitudes, valores y comportamientos que aún no he descubierto pero que tiznan mi personalidad actual, que aprendí sin estudiar, que inhalé automáticamente, que resuenan en mi memoria y viajan por mi recuerdo inconsciente y que, aunque quiera, nunca podré olvidar. Por eso se llaman ocultos. Están ahí, y los hemos adoptado, hasta el punto de que ya forman parte de nosotros, aunque no los veamos. Pero no sabría definirlos, enumerarlos, listarlos, detectarlos siquiera. No están en ningún documento formal, ni aparecen en ningún libro de texto. Pero son ellos los que realmente me enseñaron a ser exigente, afable, duro, flexible,..., con mis actuales alumnos.

Se trasmiten imperceptiblemente, en una sonrisa, en un gesto, en un refrán, en una mirada, en un hábito, en un tono de voz, en un grito, en una forma de coger el bolígrafo, en un dicho con el que siempre haremos mofa de este o aquel profesor pero que realmente lo identificaba, en un deseo de perdurar, en una huella inevitable. Por eso me gustan tanto las citas, los refranes, el poder oculto de las palabras. Porque dejan poso.

Obviamente la gente me pregunta de qué va El Hechizo de Caissa, quiénes son los personajes, los protagonistas. Como no quiero espantarlos dándoles una idea equivocada, les miento.

El Hechizo de Caissa, realmente, es una novela sobre dos estilos educativos contrapuestos. Y el héroe, el auténtico protagonista es…, el currículum oculto.

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