sábado, 20 de febrero de 2010

¡NO TE CORTES!

“Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja.” Proverbio italiano.

Cada vez que voy a visitar a mi madre a su casa, ella me espera con un café caliente y unos cuantos recortes de la página de entretenimientos de algún periódico. A veces es algún sudoku, pero siempre hay varios problemas de ajedrez. Contribuye activamente a engrosar la única colección que poseo: mi caja repleta de recortes de periódicos con problemas de ajedrez.

Al principio sólo los miraba. Luego un problema de máxima dificultad se me resistió en la sala de espera del dentista, y furtivamente lo recorté para su posterior estudio en casa (mil disculpas, doctor Vidal). A los pocos meses sajaba sin piedad cuantos diarios caían en mis manos, en casa, en el trabajo, en...

La caja de mi colección fue creciendo, a veces demasiado rápido para que yo pudiera solucionar todos los problemas antes de introducirlos en ella. Hoy tengo varios miles, de los cuáles no creo haber solucionado más que unos pocos centenares.

Y cada vez que abro la caja, un pensamiento me invade: los diarios siguen publicando (por muchos años, espero) el inevitable problema de ajedrez en sus páginas de pasatiempos. Si no hubiera aficionados, no habría problemilla diario en el periódico. ¿Cuántos aficionados habrá?

Las cosas pequeñas de la vida nos acompañan. Las rutinas nos alientan. Y mi caja, junto con algunos libros, es la única colección preciada que poseo y que realmente me haría sufrir si la perdiera. Porque ha sido testigo diario de mi proceso de aprendizaje. La muesca diaria recordatorio de mi afición imperecedera.

¿Habrá alguna caja parecida en “El Hechizo de Caissa"?

1 comentario:

  1. Que bien expresas esas vivencias en tan solos algunos párrafos. Lo del ajedrez está bien, lo entiendo, es una amante caprichosa que no nos deja pero deberías plantearte escribir no un libro sino muchos.

    Los caballos

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