lunes, 15 de febrero de 2010

ORGANIZANDO TORNEOS

“Todo acto forzoso se vuelve desagradable.” Aristóteles.

Sería un ejercicio de sinceridad reconocer que la primera fase de mi novela, la documentación, fue tremendamente agradable, aunque bastante extensa. Había que conocer profundamente el ajedrez y ese es un universo multidisciplinar casi inabarcable. Leerlo todo, saberlo todo, conocerlo todo, era casi imposible. Pero era necesario , al menos mínimamente, experimentarlo todo. Y como todo en la vida, algunas cosas son más agradables que otras.

Una de las que más me repelían era la organización de torneos. Necesitaba conocer los entresijos del asunto, pero pronto descubrí que el aprendizaje obtenido difícilmente compensaba los sinsabores. Porque cierto es que aprendí cómo utilizar las aplicaciones informáticas para organizar los emparejamientos, y experimenté las dificultades organizativas, materiales, horarios, categorías, relojes que no funcionaban, incomparecencias que trastocan las partidas, etc..., pero los jugadores suelen tener muy poca paciencia, son muy exigentes y ¡no digamos los padres de los pequeños ajedrecistas! Cada vez que organizaba o ayudaba a la organización de un torneo volvía a casa cabreado, porque siempre había algún insatisfecho que no estaba de acuerdo con un emparejamiento, con una decisión organizativa o con un resultado (y claro, siempre lo pagan los mismos), preguntándome quién me mandaría a mí meterme en esos embrollos. Pero, un poco por ayudar a mis compañeros de club y un poco por curiosidad, era necesario. Desagradable, pero necesario.

Otras veces organizábamos torneos amistosos entre los compañeros del club. Ahí siempre había comprensión y colaboración. Era mucho más fácil, aunque tampoco llovía a gusto de todos. O el ritmo de juego no contentaba a todos, o unos querían liga y otros eliminatorias, o como es un torneo amistoso no importan las incomparecencias y ni siquiera aviso al organizador (con los graves inconvenientes que ello siempre supone), que si... En fin, lo de siempre, que pocas veces somos capaces de valorar los esfuerzos que hacen los organizadores, y mola ir a mesa puesta.

Pero todo esto tenía que vivirlo. Y un compañero de club me dijo una vez que a mí me gustaba organizar torneos. ¡Qué lejos estaba de la realidad!

1 comentario:

  1. Qué gran cita de Aristóteles,qué gran verdad.
    Me estoy enganchando a este blog.Casi diariamente le echo un vistazo,y siempre es estimulante.¿Serás de verdad un hechicero?

    ResponderEliminar