sábado, 29 de mayo de 2010

EL TALENTO DE MR. RIPLEY

”Muchos creen que tener talento es una suerte; nadie que la suerte pueda ser cuestión de tener talento.” Jacinto Benavente.

El ajedrez es una disciplina donde aparecen con relativa frecuencia niños prodigio, al igual que en la música y en las matemáticas. Como docente que soy, no dejo de plantearme la eterna disyuntiva ambiente-herencia en cuantas disciplinas analizo. Y, obviamente, también lo hago con el ajedrez. Resulta curioso constatar cómo algunos aprendices apenas conociendo unas cuantas reglas básicas (desarrollo, tiempo, centralización) inmediatamente desarrollan una comprensión posicional realmente sorprendente, mientras otros concienzudos estudiantes necesitan toneladas de literatura específica para alcanzar un nivel parejo.

Es mentira.

Hasta un stajanovista como yo asume que por mucho que se estudie, se trabaje, se juegue ajedrez, si la perseverancia no va acompañada de talento innato, no hay nada que hacer. Algunos libros teóricos afirman que el trabajo de entrenamiento es un 95% del éxito y apenas atribuyen protagonismo al talento innato. Pero es mentira. Para ser un buen ajedrecista hay que nacer y hacerse. Ambas cosas. Sin esfuerzo y duro trabajo no se llega ni a la mitad de la escalera. Pero si se quiere llegar al ático, además has de ser talentoso.

Con mi manía de simplificar las cosas (un contumaz error existencial, porque la vida es complicada per se) y admirador incondicional del “antiguo plan de estudios” (en contraposición con el invento este del diablo, hijo bastardo de la Logse y primo hermano del sinsentido de nuestros gobernantes), yo siempre digo que el ajedrez es para gente de ciencias. Para mentes calculadoras capaces de hablar un idioma abstracto, geométrico, fundamentado en el cálculo, en el análisis, en las variantes y las combinaciones, en… en las matemáticas. Y claro, los de letras, lo tenemos crudo, porque Caissa se expresa actualmente en código binario y la fantasía creadora va siempre un paso por detrás del tirano algoritmo matemático.

Mr Ripley es “El Director”, del que ya hablé en anteriores posts. El director apenas estudia ajedrez, no sabe casi nada de aperturas, no es especialmente destacable por su capacidad táctica, ni por su maestría en los finales, ni por sus estrategias o planes de medio juego, pero tiene un talento especial: es un zombi. Así me gusta llamarlo. Siempre está “inferior” (esto es argot ajedrecístico, del que se hablará en El Hechizo de Caissa), sus posiciones son asquerosas, malísimas, muchas veces afronta los finales en clarísima inferioridad posicional e incluso material, a veces sus defensas son coladeros llenas de columnas de penetración, puntos débiles y diagonales asesinas encarando a su monarca,…, pero es dificilísimo rematarlo. Para vencerle hay que darle jaque mate, porque si no ese Ave Fénix saldrá de su sepulcro para clavarte sus zarpas y arrancarte el corazón. Le he visto remontar partidas increíbles y donde él ve lucha yo sólo veía fracaso. Donde él ve agon, yo sólo veo rendición. Donde él ve posibilidades, yo sólo veo desesperación. Y donde yo claudico resignado, él aprieta los dientes y da la vuelta a las tornas para resurgir y vencer. ¿Exagero? Nada de eso. Lo ha hecho muchas veces y ha pasado de “estar perdido” a “ganar” (de nuevo el argot) en decenas de partidas. Sin estudiar, sin apenas jugar torneos, sin ninguna ciencia ni entrenamiento, el director logró dos ascensos consecutivos en competición individual y el tercer año mantuvo con holgura su categoría preferente. ¿O no fue él? No. Fue su zombi.

Él personifica aquello de que “nadie ha ganado una partida abandonando”, lo de “mientras hay vida hay esperanza” y él me enseñó la auténtica dimensión de eso que llamamos agon-lucha.

Y, paradojas de este maravilloso y escaqueado invento celestial, el director es profesor de literatura y teatro. Un hombre de letras. Un hombre de palabras. Un hombre de palabra.

Y yo sigo acumulando deudas.

1 comentario:

  1. Posiciones asquerosas,malísimas...clarísima inferioridad, coladeros en defensa...

    Tú has jugado mucho conmigo...¿eh?

    Zombi...¡Qué mamón¡ ;)

    Jugando jugando ya estamos en Junio...
    ¡El Hechizo se acerca¡

    ¡Qué ganas de tenerlo entre mis manos¡
    Palabra.

    ResponderEliminar